El autoliderazgo es la capacidad de una persona para gestionar sus propias acciones, motivaciones y comportamientos con el objetivo de alcanzar las metas personales que se ha propuesto, con el logro de objetivos personales y profesionales. Esto implica un autocontrol profundo, autodisciplina y resiliencia ante situaciones complicadas.
«Esta habilidad no sólo empodera a las personas para gestionar con eficacia sus propias vidas, sino que también les permite influir positivamente en su entorno, ya sea en una oficina o en una pista de obstáculos ecuestres», matiza Sofía Dolegowski, Agile Coach – Scrum Master y amazona de competición.
De esta forma, los líderes de las empresas deben potenciar y fomentar el autoliderazgo entre sus equipos. Esto se consigue a través de la creación de una cultura organizacional que valore la autonomía, la responsabilidad y el desarrollo personal. Las herramientas y recursos en la formación de autoliderazgo, capacitan a los empleados para que se conviertan en protagonistas del cambio dentro de la empresa.
Por lo que respecta al ámbito deportivo, el autoliderazgo es igualmente imprescindible. Por ejemplo en la competición ecuestre, los jinetes que dominan esta habilidad son capaces de mantenerse motivados y concentrados, incluso en las circunstancias más adversas. Estos deportistas, en la mayoría de las ocasiones, toman un papel activo en la planificación y ejecución de sus entrenamientos y estrategias.
Además, en la competición también se fomenta la resiliencia. Los deportistas que lo practican son capaces de recuperarse de las derrotas y aprender de sus errores, viendo cada obstáculo como una oportunidad para crecer. Esta habilidad les permite mantener una mentalidad positiva y perseverante.
Tanto en la competición ecuestre como en el mundo empresarial, el autoliderazgo comparte varios pilares fundamentales entre los que destaca, por un lado, la automotivación que permite a las personas seguir progresando frente a los desafíos que se puedan presentar y alcanzar los objetivos fijados, y por otro, la autogestión que mientras que en la empresa es cumplir con plazos establecidos y mantener la calidad del trabajo, estando incluso bajo presión, en la competición se traduce en la constancia en el entrenamiento, el cuidado de la salud, tanto personal como la del caballo, y una mentalidad creativa ante la adversidad.
«Las organizaciones y los equipos deportivos que reconozcan y promuevan el autoliderazgo entre sus miembros, no solo estarán mejor preparados para enfrentar desafíos, sino que también estarán posicionados para lograr un éxito sostenido y significativo», concluye Sofía Dolegowski.